En un contexto empresarial que exige seguridad tecnológica, el monitoreo manual de activos refrigerados es ineficiente. Tres señales indican la necesidad de un cambio a sistemas automáticos: riesgo de errores humanos, lentitud en la respuesta ante emergencias y falta de tiempo para adaptarse. Las soluciones automáticas ofrecen alertas en tiempo real y fácil gestión.
